Es imposible sustraerse a ello por la extrema sencillez y amabilidad de sus habitantes que, con la mirada limpia y una amplia sonrisa, corresponden a quienes les visitan ( soy testigo de ello).
Ante esto, uno regresa a su país con otras ideas, con otros pensamientos e intenta hacer llegar el mensaje de lo que ha visto, olido, escuchado, sentido... a sus amistades y conocidos. Algo que encuentro necesario para ''arrastrar'' más ayuda para los habitantes del sitio visitado.
Estas amistades y conocidos que, muchas veces, han visto lo mismo por televisión, y se quedan indiferentes porque les queda muy lejos o, quizás, porque lo que se ve en dicho medio se presenta muy frío, es cuando gracias a las informaciones, emociones... transmitidas y la muestra de fotografías y videos hacen que las conciencias se pueden movilizar en ayuda de los más desfavorecidos.

Pero hay otra forma de hacer turismo también. Un turismo que va un paso más allá, no siendo, una opción mayoritaria para quien viaja por no ser demasiado conocido. Un paso que significa comprometerse.
La filosofía de estos viajes, organizados por ONG’s, principalmente, es la de conseguir que quién viaje conozca, de cerca, la realidad de un país o de un área, generalmente del Sur, y que se involucre hasta tal punto que, a su vuelta, mantenga contacto con la organización y divulgue lo que ha visto y aprendido.
Según el grado de implicación que se busque, se puede viajar al lugar de destino para conocer los proyectos de cooperación al desarrollo que se organizan allí o animarse a ser brigadista, o miembro, en un campo de voluntariado, donde se trabaja durante uno o dos meses en programas educativos, sanitarios, de medio ambiente, animación socio-cultural o comercio justo. El alojamiento suele ser en albergues rurales o en las propias casas de los miembros de la comunidad a la que se viaja, y los gastos corren a cargo de quien viaja.
Quienes decidan hacer este tipo de viajes deben disponer de al menos dos semanas libres cuando se trate de un programa de turismo solidario y un mes cuando el objetivo es ser brigadista o trabajar en un campo de voluntariado. Además, es requisito obligatorio haber cumplido los 18 años, aunque algunas organizaciones como Setem sólo permiten la participación a partir de 21 años y haber participado en sesiones de formación.
Una de las entidades con experiencia en este campo es la Fundación Vicente Ferrer, que organiza varios recorridos por la India para conocer el país. Además, todas las rutas terminan en Anantapur, donde la Fundación realiza un amplio programa de desarrollo integral. El objetivo es que las personas, que colaboran durante el año, comprueben los resultados de su aportación tanto en los proyectos que se desarrollan con mujeres, como en el caso de los menores apadrinados, a los que se puede conocer.
Este verano tube la suerte y pude comprobar las acciones que Vicente Ferrer ha realizado durante la creación de su Fundación, junto con mis tíos que han colaborado en ayudas apadrinando a niños, durante años. Ya no está la posibilidad de ayudar a niños de poblados apadrinandolos sinó también se puede ayudar destinando,a parte, un dinero extra para conservar y ayudar con material a colegios, hospitales, centros de maternidad, colegios para niños con discapacidades etc., ya creados por él.
A parte de poder observar todo el laborioso trabajo que ha realizado Vicente Ferrer tube la suerte de poder charlar con él, ya que vive des de hace años en India, en las casitas que hay en su Fundación.
Hay un sinfín de organizaciones con las cuales se puede colaborar, ya sea mediante el apadrinamiento como he comentado anteriormente (pagando una cuota mínima para nosotoros pero muy beneficiosa para ellos, ronda sobre los 20-30euros por niño/a apadrinado/a al mes), mediante la colaboración económica para ayuda a los proyectos que desarrollan ( escuelas etc.) o mediante la colaboración directa, trabajando con ellos allá donde realicen sus actividades ( gratuitamente sin cobrar nada, aunque ellos te dan estancia y comida gratis). Es el precio que se ''paga'' por ayudar.
He de reconocer que me siento afortunada de haber podido realizar un viaje de turismo solidario, ya que me han cambiado muchas de las visiones que tenia sobre las cosas que realmente son importantes de la vida, me ha hecho valorar más lo que tenemos en nuestra realidad (que creo sobrepasa los límites de lo que seria vivir bien) y me ha hecho ver que, con muy poco, la gente es mucho más feliz; ya no porque tengan pocas cosas materiales... (sabemos de sobras que nuestra sociedad es consumismo puro y duro) sinó porque los sentimientos espirituales, los aspectos emocionales... son las que toman más importancia, las que se desarrollan más, y, al fin y al cabo, ésas son las cosas más importantes para el bienestar personal.
Este viaje, ha sido , la mejor experiencia que he vivido hasta ahora. Si podeis viajar haciendo turismo solidario, lo recomiendo por encima de cualquier otro viaje. Es una experiencia que almenos, teneis que probar. No hay nada más satisfactorio que ayudar a los demás.
:')